-La historia de Las hijas de Tara no fue concebida en un principio como novela, sino como guion para una película de animación en 3D. Todo empezó allá por el año 2000; yo acababa de publicar mi primera novela, Finis Mundi, que además había ganado el premio El Barco de Vapor. Fue entonces cuando me contactaron desde una productora de animación valenciana, Black Maria Studios, y me propusieron que escribiera un guion para ellos.
Yo les respondí que nunca había escrito un guion, pero que estaba interesada en el proyecto. De modo que se decidió que Andrés, el guionista de la empresa, supervisaría mi trabajo.
En Black Maria tenían ya algunas ideas sobre la trama de la película. Se titularía Las hijas de Tara y se desarrollaría en un futuro lejano en unas ciudades llamadas dumas, que estaban rodeadas por los inhóspitos Páramos. Una mercenaria llamada Kim robaba un androide y salía huyendo, y en el camino conocía a Keyko, una guerrera de la orden de las Hijas de Tara, que había abandonado su templo para entregar un mensaje. También debía haber mutantes, robots y magia, y por ello se les ocurrió incluir a una maga, Moira, y runas de poder, y también a una chica medio mutante, Tanja. Desde este punto de partida yo debía elaborar una historia medianamente coherente; porque los productores contaban con varios elementos inconexos pero no habían desarrollado una trama propiamente dicha. Aún había muchas preguntas sin responder: ¿por qué Kim tenía que robar un androide? ¿A dónde llevaba Keyko su mensaje? ¿Quiénes eran las Hijas de Tara? ¿Cómo incluir magia en un mundo así? ¿Quiénes eran los antagonistas? ¿De qué huía Kim? ¿Qué pasaba después?
Me di cuenta de que para contestar a esta última pregunta debía saber qué pasaba antes, así que durante las semanas siguientes desarrollé la historia de aquel mundo y de los grupos en conflicto y las relaciones entre ellos (corporaciones, mutantes, mercenarios, las Hijas de Tara…); inventé y describí Mannawinard y sus habitantes; redacté biografías para los personajes principales y añadí algunos nuevos como Gaernon, Kea, Donna, Duncan y, sobre todo, Chris y Semira, al tiempo que eliminaba otros como Tanja (aunque el asunto la chica mutante no desapareció del todo). Al final tenía una trama coherente que tocaba muchos de los temas de ciencia-ficción que a mí me interesaban, como, por ejemplo, la lucha de la tecnología contra la naturaleza, la inteligencia artificial, la realidad virtual, la manipulación genética, los ciborgs, la clonación…
-Andrés y yo estuvimos un tiempo trabajando muy intensamente en esta historia. Elaboramos un dossier muy amplio que contenía la historia de las Dumas, fichas de personajes y colectivos, descripción de escenarios… y con todo eso más tarde redacté el guion. Fue complicado, porque tenía un límite máximo de cien páginas y se me iba la historia por todos lados. La había desarrollado tanto que ahora no sabía cómo comprimirla. Lo conseguí al final, pero me quedé con la sensación de que me hubiese gustado incluir más cosas o profundizar más en algunos aspectos.
Entregamos el guion, y desde Black Maria comenzaron a buscar financiación para realizar la película. Pero pasó el tiempo y terminamos por comprender que Las hijas de Tara estaba destinado a convertirse en uno de esos proyectos que se quedan en el cajón y no llegan a ver nunca la luz. Era una lástima, de modo que los productores me sugirieron que rescatase todo aquel material y lo reescribiese en forma de novela.
Y eso fue lo que hice. En la novela pude por fin escribir todo lo que yo quería y que había tenido que quitar porque se pasaba de páginas. Finalmente se publicó por primera vez en el año 2002, en la colección Gran Angular de la editorial SM. Naturalmente, Black Maria Studios conservó los derechos de adaptación audiovisual. Pero la película nunca llegó a hacerse, y años después la empresa desapareció, como tantas otras, durante la crisis económica.
-De modo que Las hijas de Tara continuó su andadura como novela durante muchos años en la editorial SM. La primera cubierta del libro fue esta. El problema que hay con la colección Gran Angular es que sus portadas suelen ser fotos, no ilustraciones, y resultaba difícil encontrar una fotografía que reflejara la esencia de la novela. Finalmente en el año 2008 encontramos una imagen más acorde con el contenido del libro, y hasta 2017 fue esta.
-En 2018 Las hijas de Tara sale reeditado en la editorial Minotauro, con una nueva y espectacular cubierta de Gabriel Barbabianca y el texto revisado, sobre todo para pulir el estilo y corregir redundancias.
– Otro personaje importante es Chris. Al igual que Kai de Crónicas de la Torre, Chris está basado en un personaje mío anterior, llamado Christian. La historia de Christian (o Kirtash) está contada en Memorias de Idhún, tal y como la imaginé cuando tenía 16 años. Por supuesto, Chris es mi personaje favorito del libro.
– Para escribir esta historia tuve que ponerme al día en ciencia-ficción. En Black Maria me pidieron algo estilo cyber-punk, que es un tipo de ciencia-ficción nacido sobre todo de las obras de William Gibson, particularmente Neuromante. Pero hay otras influencias, como la trilogía Shadowrun, de Robert N. Charrette, que mezcla cyberpunk con fantasía, o el manga Alita, ángel de combate, de Yukito Kishiro, editado en España por Glénat, que muestra una sociedad que recuerda un poco a la de las dumas de Las hijas de Tara.