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El Valle de los Lobos iba a ser un libro suelto, pero con el tiempo se convirtió en una trilogía con una precuela. Las aventuras de Dana y Kai continúan en La maldición del Maestro y La llamada de los muertos; y, para los fans de Fenris, existe un libro que nos desvela su pasado antes de llegar a la Torre: Fenris, el elfo.

– La primera idea que tuve para este libro fue la de escribir la historia de una chica que tenía un amigo invisible. Yo tuve amigos imaginarios cuando era pequeña y me apetecía contar una historia similar, pero no quería que Kai fuese un amigo imaginario; quería que, siendo invisible, existiera de verdad. Para justificar eso pensé en desarrollar la historia en un universo fantástico y construir toda la trama en torno a las relaciones entre el mundo de Dana y el mundo inmaterial de Kai, y cómo ambos se encuentran unidos a través de la magia. Y a partir de ahí fui construyendo el resto de la historia.

– Mucha gente me pregunta por la dedicatoria: “Para Jack, el auténtico Kai”, dice. Jack fue uno de mis amigos imaginarios cuando era pequeña y luego lo hice protagonista de Memorias de Idhún. Por eso ambos personajes son tan parecidos, porque Kai está directamente inspirado en Jack. Por fuera son iguales, pero su carácter no lo es, por la sencilla razón de que las experiencias de uno y de otro son totalmente distintas. Viven en mundos diferentes y sus historias personales también lo son, de modo que los dos han evolucionado de una manera diferente. Así que, sí, tienen un origen común (de hecho, el hombre de Kai es “Jack” al revés) pero para mí son dos personajes distintos.

– Hablando de nombres: ya he dicho de dónde sale el de Kai; otros nombres, como Maritta, Dana o incluso Aonia son nombres propios de otros lugares del mundo que he leído en alguna parte y me han gustado. Fenris, en cambio, está sacado de la mitología nórdica. Normalmente, cuando sitúo una historia en un mundo imaginario me gusta inventar los nombres de los personajes (como por ejemplo en Memorias de Idhún), pero aquí no lo hice así.

-Éste fue el libro que escribí justo después de Finis Mundi. Acababa de ganar el premio Barco de Vapor y veía por primera vez una obra mía publicada, y estaba muy contenta porque por fin era escritora. Como mi género favorito es la fantasía, siempre había querido escribir una novela fantástica. Además, ahora que me conocían en la editorial ya podía llamar por teléfono a mi editora en SM, Marinella Terzi, y decirle: “He escrito un nuevo libro”. Y eso hice. Ella me respondió: “Bueno, pues mándamelo”. Le expliqué que era una novela de género fantástico, pensando que quizá por eso no le iba a gustar. Pero ella me dijo que no pasaba nada, que si el libro era bueno me lo iban a publicar. Así que se lo envié. ¡Y le gustó mucho! Así que el libro salió publicado un año después.

– Cuando empecé a escribir esta novela, aún no tenía muy claro cómo resolvería la historia de Dana y Kai. Se me ocurrió incluso la idea de que Dana se enamorara finalmente de Fenris, pero los personajes no me pedían eso. A mitad de libro comprendí que no, que Dana y Fenris serían siempre sólo buenos amigos.

– La primera cubierta que tuvo El Valle de los Lobos fue esta. Como no parecía muy adecuada para el tipo de libro que era, finalmente, cuatro años después, la editorial optó por cambiarla por otra distinta, realizada por José Luis Navarro. Aún habría otra más, encargada a Marcelo Pérez, para la edición en tapa dura. Y, tiempo después, cuando se decidió sacar la trilogía de la colección El Navegante y publicarla en tapa blanda por separado, se cambió otra vez la portada, editándose el libro con la imagen de cubierta que decora la edición en Francia, y que es obra de Jean-Sébastien Rossbach.

-Por último, tanto la cubierta como las ilustraciones de la edición especial en tapa dura que se encuentra ahora en librerías son obra de María Dresden.